Huir
no significa quemarse en el infierno,
es
una manera de evitar el dolor corrosivo.
Navegué
por aguas olvidadas y paisajes que solo el tiempo habita.
Desembarqué
en tierras desconocidas.
Huí
para refugiarme en noches lúgubres dónde diálogo con mi sombra.
Fui
extranjero en un país de ensayos, de prólogos.
Alejarme
permitió preparar mi siguiente batalla.
No
es cobardía.
Como
repliegues de costuras milenarias busqué la salvación.
He
entablado en mis guerras un código: Ver la luz que nace en el horizonte.
El
infierno no es sentencia.
Un
manto de piedad es la prenda del hombre que viste aún en sus sombras.
El
sol despierta en la lentitud del crepúsculo,
es
un modo de enfrentar la realidad.
Caminar
sin miedos mirándote al espejo.
El desarraigo
es una asfixia lenta y premeditadamente silenciosa si no hay posibilidad.