Prefiero el silencio que mil voces vacías,
prefiero reinventar el lenguaje, desnudar su alma ante la innegable fragilidad de la palabra,
descubrir entre múltiples matices que me cautiva.
Realizar balances, reflexiones, para trazar perspectivas.
Estar ligera de equipaje ante el peligro de la mentira.
Que el pasado conjugue esa voz de ausencia ante el majestuoso presente.
Prefiero sumar, sacándome las anteojeras,
archivando los temores y efectuando las implacables restas.
Prefiero el diálogo, a un monólogo narrado,
Prefiero el camino que seduce de radiantes promesas, aunque absurdas parezcan.
Elijo el blanco de un cielo abierto, una montaña que me acerque a Dios.