El poder de las Palabras

El poder de las Palabras

Beatriz Salas y Ruth del blogs "A mi manera", gracias por declamar mi poema "Prefiero".

viernes, 30 de julio de 2010

Libertad

Océanos de estrellas.
Nadan en el rostro.
El cuerpo se bifurca a lo lejos.
Un suspiro da la pauta,
De su última morada.
Nada espera.
Más que cansancio.
Se deja entrever ,
La gota pesada de una lágrima.
Arena es la piel.
Se llevo la aurora.
Bebiendo la luna,
Se quedo dormido.

domingo, 18 de julio de 2010

Silencio

Silencios tatuados en la piel.
Galerías de sensaciones frustradas.
Espejos malditos que redondean la cara.

Un bloque de cemento aprieta la garganta,
y el grito ausente de la llamada.
Se necesita respirar, el aire se contamina de nauseabundos tóxicos.

La vida es ironía, parodia.
Títeres de un destino incierto.
Ficción de personajes que deambulan entre bambalinas.

Pieles marchitas de tanto esperar.
Rosas muertas,
Tal vez son miserias qué desatan los vientos.

Soplan y arrasan en su paso las delicias de un atardecer,
Las huellas de la memoria débil,
Tiempos sin tiempo.

Voces mutiladas antes de nacer.
Verde es la mirada eterna,
Silencios tatuados en la piel.

sábado, 10 de julio de 2010

Acunando recuerdos

La magia no acredita tu rostro desnudo.
Que te escondes detrás de una máscara.
Acaso tu imagen, o el deseo,
Crees que no se reflejan en el espejo.
Sí ese espejo es tu alma.
Te olvidas de la memoria.
Pero ella no se olvida de ti.
Tu presencia en mi vida es imprescindible.
Tanto es asi que descubrí el color de la felicidad.
Metáfora de día.
Noche de poesías.
Sí la luz del sol cálidamente abraza mi piel.
La pasión quemó mi boca.
Soy una mujer.
Acunando recuerdos.
Orfandad de caricias.
Palabras vacías.
Me condenaste al exilio.
Tus besos me hechizarón.
Embriagada de locura y seducción.
Quede anclada en el tiempo.
De nada valió amarte tanto.

sábado, 3 de julio de 2010

Narración: El ángel caído

Mansiones señoriales que pertenecierón a familias adineradas de Argentina. Siglo 19.
Damas de la aristocracia se han dado cita.
Acompañadas de elegantes caballeros.
El vidrio de las farolas refracta la luna en el empedrado.
La mansión luce sus vitrales de estilo francés.
Los jardines las especies más exóticas.
Amigos de la infancia llegan juntos a la fiesta.
Su anfitriona los espera.
Ha pasado tanto tiempo de su último encuentro.
La herencia de su padre un filántropo, le ha permitido comprar la mansión.
Irina vivirá allí con su futuro esposo.
La fiesta a llegado a su fin.
Las despedidas son tediosas y aburridas.
La servidumbre ordena el caos.
Ya en la intimidad de la sala cuenta a sus amigos que está feliz.
Clara piensa que no hay persona tan merecedora de esa felicidad, que esta frágil criatura.
Mauricio condenado al silencio siente impotencia.
Es demasiado tarde para revelar su amor.
Irina siempre se sintió atraída por los encantos de la mansión, de niña había desarrollado la facultad de la transmigración de las almas.
Se contaban leyendas de un pasado ignoto, allí se había cometido un homicidio.
Gertrudis su dama de compañía le revela el secreto.
Ellas no se habían percatado de la presencia de Mauricio que escucha la confesión.
De pronto Irina no se siente bien, está asustada.
Sin que medie explicación alguna se a encerrado en su cuarto, golpean con fuerza su puerta, son estruendos que estallan en las paredes.
La noche avanza como en las novelas de Agatha Christi.
La atmósfera se torna rara.
Los relámpagos enloquecen la razón.
Ya nadie se siente seguro.
Clara intenta abrir la puerta.
Gertrudis reacciona, admite que es mentira lo del crimen.
Pero Irina tiene una visión.
Es la imagen de una niña.
La servidumbre escucha gritos e inmediatamente derriban la puerta.
Perplejos observan su rostro enrojecido, como las cortinas de su habitación.
Mauricio la abraza, trata de reanimarla, su cuerpo yace inerte.
¡Traigan un médico, a la policía¡.
En el lugar no hay vestigios de lucha.
La ley piensa que solo una mente enferma pudo cometer semejante acto, o alguien que sigilosamente lo había planeado.
Las pericias demuestran la falta de pruebas.
El caso sería cerrado.
De repente comienza a cobrar vida el alma de la niña, uniéndose al cuerpo de Irina, describiendo lo acontecido.
La imagen se conforma a la perfección, delantando a Mauricio.
Quien en un acto de ira y celo le había inyectado arsénico en la arteria carótida de su amada.
Los que allí estuvieron presentes fueron testigos de la voluntad de un alma inocente.
Solo el entendimiento es capaz de percibir esa realidad que hay dentro de cada cosa concreta.
La inmortalidad.