El poder de las Palabras

El poder de las Palabras

Beatriz Salas y Ruth del blogs "A mi manera", gracias por declamar mi poema "Prefiero".

viernes, 27 de abril de 2012

¿Por qué buscar la explicación a cada cosa e incertidumbre?


¿Por qué buscar la explicación a cada cosa e incertidumbre?

Las cosas para mí son perfectamente imperfectas, no necesitan ser  propiedad de nadie.

Si hay algo que las une, es mi relación con ellas.

Este cuerpo está constituido de un 70% de agua, odio beber agua, ese líquido me provoca nauseas: Eso está mal, lo sé. (Es mi única certeza).

Cada sujeto es un universo  sostenido en ideales indelebles  y caducables.

Puedo prescindir de la palabra, pero no puedo dejar de pensarla.

Esos espasmos de locura contraen los músculos.

Un minuto basta para saber que no necesito interrogar al lenguaje, el lenguaje me interroga.

Hay un pensamiento que fluctúa y es cíclico, en gran medida es de mi autoría, entiéndeme bien: No soy perfectible.

La muerte es algo inexistente, la palabra es un arma demasiado potente como para no usarla.

 



Este ejercicio de escritura me permite entrar en otros recursos literarios ¡
Estoy leyendo a Clarice Lispector-Escritora de vanguardia de la década del 1970.
Presenta la escritura como cuerpo orgánico.

miércoles, 18 de abril de 2012

Libertad encubierta-(Ficciòn)-


Ella era alta, flaca, y sus negras trenzas resaltaban su blanca palidez, mientras nosotras nos quemábamos con el ardiente sol del patio.
Recuerdo nítidamente mi infancia, los primeros años de la escuela primaria.
En particular quinto grado, ¿cómo olvidar su impecable guardapolvo planchado con apresto?
La tarde anterior un grupo de niñas conversaban en secreto, ella interrumpe: ¿están juntando dinero para el regalo del día del maestro?, y no me incluyen.
L a esquina de la escuela era el punto de referencia para estas reuniones y el paso obligado para ir a mi casa.
Le conté a mi madre,  me respondió que no tenía quince pesos, que le llevaría una rosa.
“Al día siguiente “, justo después del segundo recreo, con su sonrisa desafiante y vanidosa  irrumpe ella, todavía recuerdo los pendientes de oro blanco.
La maestra se acerca a mi pupitre, me pongo de pie como un resorte, ¡había logrado acaparar la atención ¡
Atónita ella me devora- intuyo lo que está pensando- Pero nadie podrá callar mi alegría.
Para mí el amor habría de ser un reto que afrontar.
No era una niña: era una mujer con su libertad